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En Así es Cuba: Universidad de La Habana – Rumba – Pinar del Río

Así es Cuba

Así es Cuba

“Cuba no hace suya la rumba sin fondo y sin forma, denigrante y fofa que según la feliz frase de Gerardo del Valle ha “pasado por el filtró desnaturalizador yanqui” y que con el calificativo de cubana se está bailando en Broadway y que, por gentes sin escrúpulos y malintencionadas han pretendido presentarse como amantes de la Perla de las Antillas ridiculizándola con exponentes bastardos que distan mucho de representar lo que es el Pueblo de Cuba, tan digno como el más digno y culto como pocos. Cuba tiene su Rumba, pero una Rumba que es hoy música revestida del ropaje que el avance de los tiempos ha impuesto a todas las actividades de la vida que estaban discordes con la realidad de la vida misma, por lo que la Rumba Cubana se ha convertido en algo típico, con la tipicidad original nativa y en la metamorfosis sufrida le ha dejado huellas inconfundibles a través de su bongó, que ningún tambor yanqui, recordando otra vez a Del Valle puede emular ni hacer brotar de sus “cueros” las vibraciones fantásticas que consigue este talismán máximo de la Rumba Criolla que habla el idioma extraño y salvaje, primitivo y sensual, puro y exótico de la floresta africana”… Así se lee el ensayo “Cuba y su típica rumba” en el folleto “Así es Cuba” editado a principios de la década de 1950 por Alberto Boix Comas. Otro de los ensayos, “Cuba y la Universidad de La Habana” nos dice: “Con el título de Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo, surgió a la vida, con fecha 5 de enero de 1728, la que hoy conocemos con el nombre de Universidad de La Habana, llamada Alma Máter, con cuyo nombre bautizó a la simbólica estatua que preside la soberbia y amplia escalinata que conduce a su paraninfo. Propiamente S. S. el Pontífice Inocencio XII con Bula de 12 de diciembre de 1721 autorizó la creación de dicha Universidad que luego pasó al Consejo Real de las Indias el 27 de abril de 1722, si bien no se convirtió en realidad hasta la fecha citada del año 1728… Sin duda alguna la conquista más importante de la Universidad de La Habana desde su fundación fue la de la Autonomía que le fue concedida por Decreto Ley de febrero de 1937. A partir de entonces se reorganizó en las siguientes doce facultades, con sus respectivas Escuelas: 1) Facultad de Filosofía y Letras; 2) Facultad de Ciencias; 3) Facultad de Ingeniería y Arquitectura; 4) Facultad de Educación; 5) Facultad de Ingeniería Agronómica y Azucarera; 6) Facultad de Derecho; 7) Facultad de Ciencias Sociales, Políticas, Económicas y Derecho Diplomático y Consular; 8) Facultad de Ciencias Comerciales; 9) Facultad de Medicina; 10) Facultad de Farmacia; 11) Facultad de Odontología, y 12) Facultad de Veterinaria. El Gobierno Universitario está integrado por el Rector y el Consejo Universitario, en unión de las Facultades, Decanos y Directores de Escuelas Anexas”… “Como toda organización científica, cuenta con una Biblioteca General de más de 50,000 volúmenes además de las bibliotecas especiales de las Facultades, Cátedras y Laboratorios. Con sus Oficinas Internacionales de Información Universitaria, está conectada con todas las universidades extranjeras, y como elementos de divulgación, entre otras, cuenta con la revista “Universidad de La Habana”, rico venero de sapiencia y de cultura, y con el “Boletín Oficial Universitario”, amén de otras publicaciones específicas de las Facultades”… Mencionando otro de los ensayos antes de cerrar por hoy: “Cuba y la ciudad de Pinar del Río” “Se puede decir que, oficialmente, surge a la vida, la ciudad reina del tabaco, en el año 1699, pero dejando hablar a la Historia, los autores han encontrado que allá por el año de 1578 Francisco de Rojas recibió del Concejo de La Habana la propiedad de la Sabana de Río Feo que colindaba con las tierras del Marqués de San Felipe y Santiago conocidas por el Hato de Alonso Rojas y que después de ciertos quebrantos que en asuntos legales surgieron, el Ayuntamiento de La Habana dividió a aquellas tierras en tres partes, denominándolas: Pinar del Río, Taironas y San Mateo. Este hecho según las crónicas ha dado pie para afirmar a los que en ello interés histórico encontraban que ya en 1699 el vecindario de Pinar del Río se estaba formando, aduciendo como testigo de mayor fuerza en pro de su aserto el que con fecha 2 de agosto del año citado, el hijo de unos jamaiquinos allí avecindados recibió las Aguas del Jordán que sacramentalmente le suministró el sacerdote que su curato de almas venía ejerciendo en la iglesia del partido de San Rosendo”… “Con todo se puede afirmar que esta ciudad cubana del extremo occidental de la Isla, encontró a su verdadero fomentador y casi se puede decir creador, en la persona del capitán general don Felipe Fonsdeviela. Fue precisamente este militar el que dándose cuenta de la pujanza que iba adquiriendo el censo de habitantes en aquellos parajes de tanta riqueza agrícola, se impuso la obligación de crear un casco de población que sirviera de cabeza de partido de la región y como que el núcleo más destacado parece haber sido el de Pinar del Río, empezó a repartir entre sus habitantes solares que debían fomentar, cuidar y mejorar, determinando límites y jurisdicciones, estimulando y amparando a los que veían fortalecida su personalidad con el apoyo, la prestancia y la presencia del que podía y en agradecimiento y como rindiendo un homenaje a su benefactor dieron a la ciudad naciente el nombre de Nueva Filipina, en atención a que el patronímico del general era el de Felipe. El nombre con el tiempo fue desvaneciéndose ya que cuando la tradición marca la línea a seguir a una colectividad, no hay modificación que pueda contra la pauta impuesta y así prevaleció Pinar del Río que, en su evolución como núcleo social creó su primer ayuntamiento en 1859 recibiendo al mismo tiempo el título de Villa para cambiarlo por el de Ciudad en 1867, sin dejar ni un solo instante de sostener entre sus manos el cetro de reina y señora del más exquisito, codiciado y aromático tabaco del mundo”…